Presentan a Jesús un enfermo, y El le mira. —Contempla bien la escena y medita sus palabras: «confide, fili» —ten confianza, hijo.
Eso te dice el Señor, cuando sientes el peso de los errores: ¡fe! La fe es lo primero; después, dejarse llevar como el paralítico: ¡obediencia interior y sumisa!