Dios habla en el corazón de la personas, como los amigos. Dios habla el lenguaje genuinamente humano, el lenguaje que no falla, en el que no caben interpretaciones: el lenguaje del corazón. Dios nos está hablando cuando amamos, Dios nos habla cuando ponemos una palabra de acuerdo en vez de una palabra de discordia… Dios habla dentro de nosotros cuando nos sentimos en armonía con nosotros mismos, cuando nos sentimos habitados por una fuerza que nos rebasa… Pero sobre todo Dios grita en el sufrimiento humano, en el dolor de las personas. Ahí es donde Dios remueve nuestra tierra, nuestra seguridades… y mueve nuestra fuerzas para socorrer a quien lo necesite. Así es Dios
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