¿Cómo dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, sin escaparse del mundo huyendo hacia el Cielo? A imagen de Jesucristo, los bautizados estamos llamados a crear lazos de fraternidad que rompan los esquemas de «ellos y nosotros». La presencia en los lugares donde se gesta y se decide el rumbo de la política, la economía, la educación, la cultura y la fe, requiere de nosotros idoneidad y valores evangélicos.
Ya veis que el dilema es antiguo, como clara e inequívoca es la respuesta del Maestro. No hay —no existe— una contraposición entre el servicio a Dios y el servicio a los hombres; entre el ejercicio de nuestros deberes y derechos cívicos, y los religiosos; entre el empeño por construir y mejorar la ciudad temporal, y el convencimiento de que pasamos por este mundo.
Amigos de Dios, 165.